Es un conjunto de pueblo situados en la sierra gaditana, una comarca caracterizada por el alto grado de conservación de la naturaleza y del patrimonio. Los pueblos blancos se sitúan en las laderas de las montañas y presentan una arquitectura popular muy singular y característica de Andalucía. Arquitectura típica de casas bajas encaladas, con calles estrechas, zigzagueantes y en pendiente, en las que llama la atención su limpieza y pulcritud.
Su origen se remonta a la prehistoria, pero los valiosos vestigios arqueológicos de estos pueblos, atestiguan una intensa romanización en su origen y una posterior dominación musulmana, que termina con la conquista del Reino Nazarí por los Reyes Católicos.
La larga presencia islámica en la zona, marcará profundamente tanto la fisonomía como la cultura de los pueblos de la Sierra. Prueba de ello son las fortalezas de Zahara de la Sierra, de Olvera, de Setenil de las Bodegas, de Arcos de la Frontera, de Bornos, de Ubrique o de Villamartín entre otras y los recintos amurallados de Benaocaz o de Torre Alháquime, que fueron testigos de las intensas luchas fronterizas y más tarde reutilizados por los cristianos. Tras la Reconquista éstos erigirían iglesias, magníficas casas señoriales y edificios civiles, representativos de todos los estilos arquitectónicos.